viernes, 26 de octubre de 2018

EN UN LUGAR DE LA GALAXIA...



S.O. S, aquí la comandante de la nave Eslora pidiendo auxilio. ¿Me recibe alguien?
S.O.S, estamos perdidas en lo que parece ser otra dimensión, nuestra nave ha sido atacada por unos seres extraños, mi tripulación está en peligro, estos extraterrestres alimentan su planeta con los jadeos de humanas. ¡No es una broma! Es como en la película de “Monstruos S.A”; esa película de esos monstruos que asustaban a los niños para convertir sus gritos en energía, pues aquí es igual, pero con jadeos. Nos quieren usar como combustible sexual para iluminar su planeta y lo peor es que tiene que ser sexo consentido pero estos aliens son unos seres espantosos!—

Madre mía, todas mis chicas están sodomizadas; los extraterrestres usan un extraño perfume... Cuando nos apresaron, nos rociaron a todas con esa colonia y toda mi tripulación quedó hechizada. Mi suerte ha sido que tengo una sinusitis del copón y no huelo nada, pero vamos nada de nada y por eso me he salvado, al no percibir el aroma del perfume, no han podido sodomizarme,pero me tienen presa en una jaula.


Me han torturado con besos y caricias por todo el cuerpo, pero he resistido, aún no sé cuánto aguantaré. Pero resisto por mis chicas, tengo que salvarlas, pues las he visto, toda mi tripulación vaga desnuda.
¡Joder! Es como si estuvieran hipnotizadas y, sumisas ni luchan, van de aquí allá sin reparo y estos aliens se las tiran en cualquier sitio. Los gemidos y jadeos son recogidos por unas enormes campanas y almacenados en unas cisternas para transformarlos en energía. Pero ya han pasados días y mi tripulación no reacciona.
¿Por qué mi tripulación no reacciona? ¡Es como si todas estuvieran en celo! Se dejan tocar y chillan como posesas, mientras esos seres las soban, las succionan y las besan, y ellas gritan pidiendo más… qué locura, es una orgía de cuerpos revolcándose y lamiéndose.

Cada día que pasa, mis chicas están más delgadas, será el desgaste…

¡Uf! Qué hambre tengo, aquí encerrada no me dan de comer, menos mal que en mi mochila tengo latas de fabada…


¡Mierda ya están aquí! Han llegado unos aliens a por mí, ¡ay me están sacando de mi jaula!


Pues aquí estoy tumbada en una especie de cama esperando, no estoy atada pero no me puedo mover...se abre una puerta y entra...¡Qué! ¡No me lo puedo creer! ¡Joder! ¡Es el doctor House! —House es un tío que hace de médico en una serie del planeta Tierra y está muy bueno—.


Alucino, madre mía. ¿el doctor House es un extraterrestre?


Estoy temblando, el extraterrestre con la cara de House se acerca y me toca y me palpa y yo flipo, quiero ser valiente, no puedo sucumbir, no debo sucumbir, tengo que salvar a mi tripulación y escapar de este planeta de locos...ay pero la boca del alien House me besa y su lengua me busca.


¡Ay! casi me desmayo, pero ¡No! ¡Yo soy fuerte y muevo mi cara para que no bese y lo rechazo! Pero oye, que no me lo puedo creer, que el indígena éste se ha subido a una mesa y se ha puesto a bailar como si nada. ¡Ay cómo se mueve! ¡Guau y ahora empieza el striptease ! ¡Uf! ¡Qué calor me está entrando, Tierra trágame!
Y el extraterrestre empieza su baile sensual y a cada prenda de ropa que se quita, viene y me roza y me lame en el cuello y vuelve otra vez y por arte de magia mi ropa desaparece y estoy desnuda ante él, sus manos en mi cuerpo...hum…
El alíen se quita el tapa rabos que le queda y flipo aún más ¡Chas, pero si la tiene de color verde y con lunares rojos! bueno no importa, es el doctor House; ¡Es House! Es House y me besa, me toca, me lame y me acaricia...¡ay que no puedo más, voy a sucumbir! Ya mi cuerpo lo busca...lo siento chicas de combate, este alíen está muy bueno, no me resisto más; ¡Adiós tripulación, moriremos gozando!
¡Ay, qué dolor! ¡Joder, mi barriga, eso las habichuelas haciendo efecto, quién me mandaría a mí comerme una lata de judías, ¡ay cómo me duele! Uf, vaya ya se me escapó, un tremendo pedo, — es que no me podía aguantar más— ¡Jo, cómo huele! ¡Uf, qué pestazo! Bueno da igual, por un pedo no se va a espantar el alien ¿No?


¡Doctor House! ¿Dónde estás? Alíen ven que te estoy esperando enséñame tu verga verde con lunares.¿Oye dónde estás?


Chas, pues no te digo que me incorporo buscando a mi House y ¡Mierda! Está tirado en el suelo ¡Jopé ! Las palmó, vamos que está fiambre, se ve que no resistió el olor de mi tremendo pedo — es que los pedos de judías son mortales ¡jajaja!—
Pues nada, ya sé cómo vencer a estos extraterrestres, así que allá voy, a por mi mochila y a comer más fabada y a rescatar a mi tripulación antes de que sea demasiado tarde.
 (c) BT
                                                                       Imagen de Internet

miércoles, 24 de octubre de 2018

LA ASESINA


Se sentía aburrida, añoraba tiempos pasados y aún más su niñez.
Vivía con él desde que ella tenía memoria, cuando era una niña, siempre jugaban juntos, eran amigos inseparables. A ambos les gustaba jugar al escondite y al pilla pilla. Ella recordaba como corrían los dos juntos para ver quién era más veloz.
 ¡Ay cómo añoraba aquel tiempo!
Y es que el hombre, con el paso de los años, había dejado de vivir -pensaba ella-.
Su amigo se pasaba horas sentado en el sillón de casa; viendo televisión, pegado a su ordenador, comiendo o frecuentando algún bar con algún conocido. 
Ella ansiaba saltar, correr, trepar, incluso pisar charcos, llevaba una vida tan tediosa que se sentía morir cada día...Pero no podía dejarlo, estaban unidos de por vida. 

Ella no comprendía cómo él había cambiado tanto y se había amoldado a una vida tan sedentaria y poco a poco empezó a odiar aquella forma de vida y en su afán por ser libre ideó un plan macabro...

La noche de autos, el hombre salía de un bar y andaba zigzagueando. Al pasar debajo de una farola, ella se hizo presente, él la miró entre sorprendido y aturdido por el alcohol tomado con sus amigos. 
Verla frente a él, le hizo recordar vagamente aquel tiempo en el cual ambos jugaban juntos y con la euforia del alcohol y la nostalgia de la infancia, quiso volver a jugar y corrió hacia ella. 
Ella pensó que había llegado el momento de deshacerse de él y con astucia esperó a que él pasara debajo de otra farola. 
Cuando la luz por fin la volvió a iluminar, se plantó delante de un muro de hormigón y él que corría para atraparla, estaba tan ebrio que no calculó sus pasos y su cabeza chocó contra el muro.
El golpe fue mortal, el hombre cayó fulminado en el acto, ella satisfecha se incorporó, despegó su sombra del cuerpo inerte del que había sido su compañero y sigilosamente se pegó al muro desapareciendo en la oscuridad de la noche, era libre. 
(c)BT



viernes, 19 de octubre de 2018

Amores oscuros


Se aman y se odian a la vez
unidos con lazo invisible
la pasión y los celos se mezclan
en un torbellino de locura
ahora te amo y sin ti muero
ahora te temo y huyo de ese fuego
y si me voy lloro
y si me quedo lloro aún más.
@BT

jueves, 18 de octubre de 2018

ES UN AMOR APASIONADO...

Quieto y atento me observa, 
me mira casi hipnotizado. 
Se acerca más a mí buscando mil caricias. 
Abre su boca para hablarme, 
pero prefiere callar 
y entorna los ojos 
mientras posa su cabeza en mis manos. 
Lentamente mis dedos se hunden en su pelo 
y un gemido de placer se le escapa. 
Los latidos de su corazón se aceleran 
y se alza embelesado para enredarse en mi cabello. 
Luego, subyugado, busca mi mirada 
y en sus ojos intuyo secretos escondidos que solo él sabe. 
Me ama tanto que babea. 
De repente no se puede contener 
e hinca sus dientes en mi mano, mordiéndome, 
satisfecho pega un salto 
y se va con el rabo en alto
mientras ronronea.

PD: Así me demuestra mi gato el afecto que me tiene... También caza moscas.  

© BT

Imagen Internet

miércoles, 17 de octubre de 2018

EL DESPERTAR

Era pequeñita de estatura, no sabía de dónde había venido y siempre que pensaba en su vida se recordaba en el mismo lugar. Sentía una extraña pesadez en su cuerpo que la mantenía anclada in situ...
Lo cierto es que se sentía atrapada en un mundo que no reconocía, el hastío por su vida era latente, los días y las noches se le hacían eternos, mientras suspirando se hacía una y otra vez la misma pregunta,-¿Quién era ella-?
A veces cuando dormía tenía sueños extraños; soñaba con prados llenos de flores, valles, montañas, ríos y aromas desconocidos que flotaban en el ambiente, pero al despertar miraba sus diminutos miembros y suspiraba comprendiendo que esos sueños no eran posibles, que ella estaba detenida en aquel lugar e inmovilizada en una monotonía de la cual le era  imposible salir.
Así una tarde cansada de su vida y no viendo salida, decidió recluirse aún más y levantó un muro sobre ella misma, allí en silencio se hizo mil preguntas; "¿Quién era, por qué estaba en aquel lugar, de dónde había venido, qué hacía allí?" Pero a pesar de sus ansias por descubrir quién era, reconocía para sus adentros que tenía miedo y que 
aislada por su muro se sentía a salvo, aunque en su interior ella sabía que eso no era vivir...


Así su voz interior le gritaba que ella había nacido para algo grande, pero agobiada por tantas preguntas y esperando  respuestas se durmió...


De repente un día despertó, aturdida pero con un nuevo ímpetu se armó de valor y con fuerza y valentía rompió el muro que había tapiado sobre ella misma y salió al exterior. Estaba extenuada por el esfuerzo y se paró para tomar aliento, entonces el sol la calentó, ella se estiró y se sintió muy ligera. Extrañada miró su cuerpo, percatándose que la pesadez que anclaba su cuerpo in situ había desaparecido.
Alucinada empezó a dar saltos y de súbito se vio en el cielo; ¡Estaba volando! ¡Era alucinante! ¡Ella volaba, era ágil y 
veloz ! ¡Qué sensación tan divina! Tan feliz era que no se hizo más preguntas sobre ella misma.

Los prados de sus sueños, estaban delante de ella, -ya los veía-, y las flores perfumaban el ambiente, la brisa la embriagaba y se sintió libre y voló, voló muy lejos y siguió volando.
Al pasar por un riachuelo divisó a otros seres, -eran muy grandes y tenían las piernas ancladas en la tierra-, ella con curiosidad se acercó a uno de ellos y revoloteando a su alrededor lo oyó decir:
-¡Eh chicos, mirad, una mariposa multicolor! ¡Qué bonita es!
Y ella feliz, batió sus alas y siguió su vuelo. 

© BT


martes, 16 de octubre de 2018

Cosas del amor

Él, con una rodilla en el suelo, 
le proclamaba su amor, 
ella que lo miraba a los ojos, 
en un atisbo de lucidez 
vislumbra al monstruo en su retina, 
pero con astucia el hombre, 
baja la mirada, ocultando así a la bestia 
que habita en su interior. 
Se levanta de súbito mostrando un rostro angelical 
y mientras la besa, ella acalla al miedo 
y haciendo caso omiso a su intuición, 
adormece su mente y cae en sus brazos...
La pesadilla acaba de empezar... (c)Belinda Torres

lunes, 15 de octubre de 2018

Obsesión

Miró complacido los cadáveres amontonados en el suelo 
y se agachó para comprobar que todas 
estaban bien muertas. 
Observó que algunas se resistían a morir 
y sin miramientos las gaseó. 
Al acabar su faena escuchó el murmullo de una de ellas.
"¡Sigue viva!" gritó el hombre 
y sin escrúpulos cogió la pala 
y la aplastó sobre la víctima que murió en el acto.  
Satisfecho de su hazaña se incorporó, 
pero justo cuando se disponía a deshacerse de los cadáveres, 
entró su esposa al salón y le gritó: 
"¡Pon mosquiteras en las ventanas  
y deja ya de echar insecticida 
que nos vamos a asfixiar con tu obsesión por matar moscas! 

© BT


viernes, 12 de octubre de 2018

Amor entre tinieblas


Ella buscaba amor o locura
su boca gemía su nombre
mientras mil hormigas
tatuaban su piel.

En la oscuridad lo buscaba
y en las tinieblas lo amó.

Él ocupó su boca
besando sus labios
cubrió su cuerpo de noche
y apagó la luz.

                                                              © BT



jueves, 11 de octubre de 2018

EL OTRO LADO DE LA TENTACIÓN

Siéntese por favor, el señor Andrés está muy ocupado hoy, pero le hará un hueco y lo atenderá en cuanto le sea posible.
El caballero de sonrisa enigmática se acercó a ella como un felino, sin saber por qué Alicia sintió miedo, pero a la vez la mirada oscura y penetrante del desconocido la subyugó. 

El hombre en cuestión era bastante alto, vestía un traje negro impecable, no era joven y presentaba el pelo un tanto largo y algunas canas esparcidas en su cabello negro le daban un toque de glamour, aunque no era guapo, pero emanaba de él un carisma extraño que hacía que a Alicia le temblarán las piernas. 



Nerviosa e intentando poner alguna distancia entre ella y el desconocido, le ofreció algo de beber para hacerle más amena la espera. Pero sin previo aviso el individuo se acercó más a ella y le cogió la mano, ella abrió la boca para protestar, pero la mirada profunda del hombre la hizo callar. Hipnotizada, lo miró embobada mientras el hombre de negro acariciaba su mano y lentamente separaba sus dedos como buscando algo en ellos. Un escalofrió bajó por la espalda de la chica, su corazón empezó a latir más fuerte y entornó los ojos. Alicia estaba desconcertada, el misterioso hombre vestido de negro, la tenía agarrada de la mano.
Qué me está pasando, yo soy una tía lista, tengo que empujar a este tío, le gritaba su voz interior, mientras reconocía para sí misma, que era muy zorra y que sólo mantenía relaciones con los tíos para sacar provecho económico.
 —Tengo que apartarlo de mí, pero sin saber por qué, era incapaz de rechazarlo. 
El recién llegado le agarró la barbilla y levantando su cara la obligó a mirarlo de frente, ella con los ojos entornados se fijó en su sonrisa de dientes blancos y perfectos, mientras él acercaba sus labios a su oído y con voz melosa le murmuraba:
Sé que te gustan los lujos, sé que harías cualquier cosa para ascender en la escala social, pero sabes que todo tiene un precio, verdad Alicia, tú lo sabes, todo se paga Alicia, pero eres tú la qué decides Alicia, eres tú.
Alicia abrió los ojos desorbitados, ¿Cómo sabía ese tío su nombre
De repente sintió los labios del desconocido succionando su pezón, estaba desnuda de cintura para arriba
¿Cómo lo había hecho? 

 Imagen Cristóbal López
Intentó apartar de sus senos la cabeza del hombre, pero no lo conseguía o tal vez no lo deseaba, el caso es que le gustaba, sentía placer y excitación al par. Y mientras aquellos labios mordían y chupaban su pezón una y otra vez, se vio en una mansión rodeada de lujos, estaba maravillada, se hallaba en un salón elegante, sentada en un hermoso diván estilo vintage, seguro que es carísimo, pensó ella, mientras pasaba su mano por la tapicería del sofá con deleite al par que admiraba los cuadros de pintores famosos que adornaban las paredes de la estancia. Un espejo dorado, situado encima de una cómoda de madera rústica, le mostró su aspecto, se quedó sin palabras, estaba guapísima, su cabello rubio flotaba suelto sobre sus hombros desnudos, un precioso vestido rojo de alta firma entallaba su cintura y el escote “palabra de honor” resaltaba su bonito pecho. Tocó extasiada la gargantilla que colgaba de su cuello.

¡Son rubís, no puedo creerlo, es mi sueño hecho realidad! 

De repente un olor nauseabundo impregnó la habitación, molesta se giró buscando de dónde provenía aquel tufo, un hombre alto y muy gordo con el rostro lleno de acné, acababa de entrar en la sala, llevaba en la mano un látigo. La peste que desprendía aquel individuo era insoportable, pero ella muy educada se puso en pie, intuía que el ser pestilente era el dueño de la casa, pero al par tenía la sensación de que ella vivía allí, rodeada de aquel lujo. El gigante apestoso se acercó a ella y bajándose los pantalones le espeto:
¡Hora de pagar! Y agarrándola del pelo sin compasión, la obligó a ponerse de rodilla y le pegó su pene al rostro, gritándole: ¡Chupa y traga zorra!
Ella echó la cara para atrás, el hedor que emanaba del sexo de aquel hombre era repugnante, pero el gigante obeso no se inmutó, tiró con más fuerza de su pelo, ella gritó de dolor y él aprovechó para introducir su pene en la boca abierta, el olor fétido impregnó la lengua de Alicia, el asco la invadió y presa de arcadas empezó a toser mientras retrocedía, entonces el gigante levantó su látigo y lo hizo crujir en su espalda con bestialidad, el tremendo latigazo la hizo chillar presa de un dolor insoportable.
                                Imagen Cristóbal López
¡Te he dicho que chupes y tragues, y no vayas a morderme! le gritó el gordo mientras blandía otra vez su látigo, le laceraba los hombros y volvía a introducir su apestoso pene en la boca de la chica.

   Andrés abrió la puerta de su despacho y se dirigió al desconocido vestido de negro con la mano tendida:
Soy el director de esta empresa ¿en qué puedo ayudarlo?
El caballero enigmático soltó la mano de Alicia mientras le susurraba al oído, Salvada por la campana y con sonrisa pícara, guiñándole un ojo se apartó de ella. 
Alicia se desplomó en su silla, estaba temblando, el miedo y el dolor la tenían paralizada, tragó saliva, podía sentir el sabor a podrido en su boca, aterrada y avergonzada cruzó los brazos cubriéndose el pecho, se sentía desnuda y se levantó. Disculpándose ante su jefe, dijo que tenía que ir al servicio, el desconocido se rio, su jefe que no comprendía nada se alzó de hombros mientras estrechaba la mano del extranjero.

   Una vez en el baño, Alicia fue directa al espejo, percibía un dolor muy hondo en la espalda. Miró su reflejo y se quedó atónita, no estaba desnuda, su camisa no estaba desabrochada, no entendía qué había pasado, perpleja se quitó la blusa y el sujetador. Se mordió el labio y las lágrimas afloraron a sus ojos cuando vio el estado de sus senos; su pecho estaba amoratado, había sido mordido con bestialidad, mostraba multitud de heridas incisas y un pezón sangraba. Se giró para ver su espalda y el espejo le mostró su dorso lacerado, el recuerdo de los latigazos la hizo temblar, aunque comprobó que a pesar de la bestialidad del azote, las lesiones no eran profundas pero tardarían un tiempo en cicatrizar. Volvió a vestirse y abrió el grifo del lavabo para beber agua, la pestilencia del pene asqueroso del hombre que la había azotado, seguía en su lengua. 
Frente al espejo abrió la boca y se quedó petrificada, ¿Dónde estaba su ortodoncia
Sus dientes estaban torcidos, apilados unos encima de otros como antaño y recordó a su primer jefe y las muchas veces que tuvo que acostarse con él para que le pagara la sonrisa perfecta que ahora había desaparecido... 

© BT

martes, 9 de octubre de 2018

UMBRA

De adoquines blancos pintó su cara
escondiendo su luz en lo más hondo
la adornó con mascara veneciana
apresando así a su cortesana
la envolvió en papel de plata.

Y brilla ella como Electra 
disfrazada de acróbata en la cuerda floja
luciendo como estrella apagada
mientras eclipsa en el alambre
a la gente
del espectáculo circense. 

mira,  oye,  llora 
ama,  baila, llora 
grita, corre,  llora

Una noche 
el valor arma sus alas 
corre
vuela 
huye 

En el ocaso del ámbar
en una carrera sin fin
en un bosque perdido de su mente
se duerme
de repente ve las llamas
en el sueño, él aparece 
como diablo de faz deforme 
y su aliento de fuego
le roza el rostro 
casi la quema
y presa de pánico 
despierta.

                                                            © BT


domingo, 7 de octubre de 2018

El PRESO

No sabía cómo había llegado, pero estaba allí, el cómo, no era importante ahora mismo, ya pensaría en eso más tarde. Lo crucial era salir de ese lugar. Se sentía oprimido, agobiado.
Empujando a los demás, intentó ver de dónde provenía la luz, pero los otros lo aplastaron. ¡Qué situación tan complicada!
A codazos, como pudo, consiguió alcanzar un poco de espacio para él, pero los otros ya estaban encima de él. Se alzó y vio un túnel más ancho y haciendo acopio de todas sus fuerzas se estiró hasta llegar al túnel, ya estaba cerca, presentía que por allí estaba la salida.
A empujones poco a poco lograba su meta, los otros también empujaban, por un momento vio un rayo de luz en la lejanía que desapareció tan pronto como apareció. 
El ambiente era asfixiante, no podía más, reptando encima de los otros, al fin vio una pequeña grieta y se coló. ¡Era libre!

El tremendo trueno resonó en toda la oficina, el olor fétido impregnó el ambiente, todas las miradas se clavaron en ella.
La chica roja como un tomate, no sabía qué cara poner, mientras veía a sus compañeros; unos riéndose y otros tapándose la nariz.

_Vaya mierda, pensó ella, toda la mañana apretando el culo, pegándolo a la silla sin moverme y se me cae el bolígrafo al suelo justo cuando faltan 60 segundos para que toque el timbre de final de jornada. 


© BT

viernes, 5 de octubre de 2018

Cuando llega la indiferencia


Erase una vez un mueble bastante interesante, bonito, elegante y gracioso. Vivía en el almacén de un anticuario a la espera de ser vendido.
El mueble estaba colocado en la entrada del local con un cartel muy grande que ponía —¡No tocar!— algún que otro curioso entraba a veces y sentía la tentación de pasar la mano por la suave madera del mueble, pero la mirada severa del anticuario lo hacía desistir y salía casi asustado.
Y es que el anticuario era bastante estricto con su clientela y siempre estaba alerta.
Cada día, una multitud llegaban al almacén, buscando mercancía para amueblar sus casas.
El mueble en cuestión era admirado por muchos, pero no sabían dónde colocarlo; ya que veían al mueble demasiado elegante para una salita de estar y a la vez poca cosa para un salón o demasiado gracioso para un dormitorio y llenos de dudas, optaban por comprar un mueble más clásico, que no desentonara en ninguna habitación.
Un buen día, un comprador más atrevido hizo trato con el anticuario y compró el dichoso mueble.
Lo colocó en una habitación y muy satisfecho le puso un jarrón encima a modo de decoración, después apagó la luz, cerró la puerta para que su reciente adquisición no se estropeara y se fue al bar con sus amigos a celebrar su compra. Pasaban los días y las semanas, a veces el comprador se acordaba del mueble, entonces abría la puerta de la habitación, miraba el mueble, le limpiaba un poco el polvo y le colocaba otro jarrón, después apagaba la luz, volvía a cerrar la puerta y satisfecho de su acción se iba a celebrarlo fuera. Pasaron los días, las semanas y los años, el mueble seguía en su habitación, los jarrones se acumulaban en él y el polvo también. Ya no era tan bonito ni gracioso como antes y se veía grotesco con tanto jarrón. Un día el comprador, —demasiado ocupado con sus amigos de idas y venidas y sus asuntos— se acordó que hacía mucho tiempo que no prestaba atención a su mueble, entonces abrió la puerta de la habitación y al encender la luz, el mueble se derrumbó, los jarrones se estrellaron contra el suelo y las astillas del desgastado mueble salieron volando de la habitación...

                                                       (imagen Art Nicoletta Ceccoli)

                                           
PD: Tal vez él la amó durante un tiempo o tal vez no la amaba y solo quería un trofeo para presumir o tal vez  solo buscaba tener a alguien en casa para su comodidad o tal vez... ¿Qué sé yo?  

© BT




miércoles, 3 de octubre de 2018

EL BANQUETE

Era un banquete muy especial, muchos habían sido los invitados, pero no todos habían acudido a la cita. Él había recibido una invitación y allí estaba presente. Con curiosidad, observó a los demás asistentes, todos iban muy trajeados y él se alegró de haber elegido para la ocasión, un traje de color negro que le sentaba muy bien,  esa noche se sentía importante y estaba justo dónde quería estar. El salón amenizado para la cena era espectacular, el lujo brillaba en cada detalle y el mobiliario estilo castellano, estaba distribuido con gran elegancia por toda la estancia, unos tapices de colores extraños colgaban de las paredes y dos lamparas enormes de cristal tallado, prendían del techo iluminando la sala. La mesa estaba presidida por una loba, tanto a su derecha como a su izquierda, las sillas más cercanas a ella estaban ocupadas por sus más fieles súbditos.
Arte de chie yoshii

El festín estaba listo y dispuesto en la mesa, todos los majares eran de oro. La loba se levantó e hizo un gesto con su mano para que los invitados tomaran asiento. El invitado se sentó y observó a los demás comensales; cada cual era de una manera pero a la vez, cada cual se parecía al otro. Todos los asistentes empezaron a comer, él comía con gran avidez, el oro estaba suculento, más comía y más quería.
En algún momento de la comida vio gotas de sangre en algunas pepitas de oro, pero no le importó, limpió con su mano la sangre del oro y siguió comiendo. Tan absorto estaba en su comida, que no se dio cuenta que su cuerpo estaba cambiando, se estaba transformando y de repente era un león.

 Arte de chie yoshii

Vio su reflejo en el oro que estaba comiendo y se quedó estupefacto y a la vez bastante orgulloso de su semblante, reparó entonces en los demás comensales, cada uno de ellos tenía ahora otro aspecto, algunos se parecían bastante a él mismo. Aunque se quedó atónito al ver el semblante de algunos de los invitados; unos tenían la cara llena de manchas y cicatrices de lepra y se veían monstruosos, mientras otros mostraban rostros bellísimos, pintados de colores llamativos -etéreos casi-, pero por extraño que pareciese, cada cual aceptaba su aspecto y seguía comiendo el oro como si nada raro estuviese ocurriendo. El invitado también se percató, que de repente, encima de la mesa, unas serpientes reptaban y que sonidos guturales salían de sus bocas abiertas, pero lo extraño era, que dicho sonido gustaba, era muy placentero y llamaba al sueño. La loba anfitriona sonreía sentada en su trono y en una esquina de la mesa unos centauros seguían con su condumio ajenos a cuanto ocurría en el salón.   Mientras, sigilosamente, unas atractivas panteras aparecieron y retozando, se acercaban a la mesa moviendo sus caderas en un continuo balanceo; sus oscilaciones pélvicas eran tan provocativas que todas las miradas se incendiaron y se clavaron en ellas.
 Arte de chie yoshii


El invitado estaba subyugado contemplando a las panteras, de repente los seres de los rostros bellos y etéreos se acercaron a él y, lentamente pegaron sus lenguas a su oído para adularlo, mientras lo lamían él se sintió extasiado, aquellas adulaciones engrandecían su ego y se sentía feliz, cerró los ojos para dejarse llevar por aquella sensación tan placentera, cuando de súbito notó presión en su sexo, abrió los ojos sorprendido  y, atónito se quedó cuando comprobó que una de las atractivas panteras, estaba encima de él y succionaba su sexo. Aquella lengua ávida pegada a su miembro viril lo enloquecía y, preso de convulsiones, él abría los labios para tomar aire, pero ya, otra pantera irresistible, se apoderaba de su boca y hurgaba dentro de ella, poseyéndolo. Extasiado, se dejó caer en la mesa lascivo y disoluto, mientras otra pantera, mesalina voluptuosa, le ofrecía su pecho blanco y él casi enloquecido por el deseo, exprimía con sus manos aquellos senos tibios y, como si bebiera de un vino afrodisíaco gota a gota, se llevaba a la boca los pezones rozados para saborearlos entre sus labios, mientras su lengua los relamía una y otra vez, ya su pelvis era capturada por unas caderas frenéticas y aquel vaivén de locura lo llevaba hacía la cúspide. Poseído por el placer, en pleno apogeo, el clímax lo inundaba y su fluido seminal exaltaba.
Arte de chie yoshii

Resoplaba con fuerza, intentando recuperar el aliento después de tan intenso orgasmo, cuando de improvisto, las serpientes que cantaban en la mesa, se alzaron sobre él y lo embistieron, a mordiscos lo despojaron de su piel de león y las panteras que momentos antes lo habían besado, ahora le clavaban colmillo y garras y, él malherido contemplaba como su piel lacerada sangraba mientras ellas seguían apaleándolo...
Arte de chie yoshii
Las panteras siguieron un buen rato propinándole golpes y mordiscos y cuando se dieron por satisfechas, lo abandonaron en la mesa, dejándolo muy malherido, él consiguió mover levemente su cuerpo y constató con sorpresa y desagrado que todo  el oro que había comido durante la cena, se había desvanecido, estaba en los huesos, desnudo, sin nada...

¿Acaso antes de la comida poseía él algo?

Miró hacia el fondo de la sala, la loba anfitriona había desaparecido, al igual que sus fieles súbditos, solo pudo ver que algunos de los invitados al banquete, también habían sido apaleados igual que él mismo, oyó gritos y sollozos. Entonces el miedo llegó a él e intentó incorporarse, pero ya los bellos rostros etéreos estaban encima de él y lo aprisionaban, con sus lenguas lamían su esqueleto, mordiendo casi sus huesos. En un ápice de cordura, en aquella locura, consiguió levantarse y apartar a los seres etéreos que lo aplastaban, pero estaba tan débil que no podía andar. 

Inesperadamente empezó a llover, la lluvia caía con tanta fuerza que atravesó el tejado de la mansión, las tejas empezaron a volar y la tromba de agua derrumbó paredes y suelo. La voracidad del agua que caía era tan fuerte, que empezó a llevarse todo lo que encontraba a su paso, el mobiliario, los tapices y las lamparas flotaban en suelo y eran arrastrados por el agua,  él en pie aún, miraba el desastre; de los bellos rostros pintados, solo quedaban rostros vacíos, las panteras se desvanecieron en el aire y los demás comensales yacían inertes o llenos de convulsiones presos en el lodo. Él cayó de rodillas, su cuerpo esquelético ya no aguantaba más y un gemido desgarrador salió de sus entrañas...
Arrepentido, empezó a lamentar lo ocurrido y el sonido de la soledad lo envolvió. En el tétrico lugar tan solo se oía el latido muerto de su corazón...Sin fuerzas ya, se deslizó en el suelo, mientras la lluvia caía suavemente encima de él y cerró los ojos...
Pasó toda la noche tirado en el lodo, entre lamentos y sollozos se lamentaba de sus errores,  luego perdía el conocimiento y sin esperanza alguna, se hundía en el barro...
Sin embargo y a pesar de todo lo ocurrido,  al alba, un águila que sobrevolaba el lugar, se apiadó de él y de súbito, bajando en picado, lo asió por los hombros y dándole otra oportunidad  lo alzó al vuelo..

© BT

Arte de chie yoshii

martes, 2 de octubre de 2018

Ménage à trois


   Imagen de chie yoshii

    Blanca estaba en el dormitorio ordenando el armario. Se detuvo un momento en los vestidos de firma, hizo una mueca y acarició con lentitud la fina tela de las prendas...de improviso le entraron ganas de hacer pis.
Oyendo  la llave en la cerradura de la puerta de entrada  supo que él había llegado y con agilidad bajó las escaleras y se tiró a los brazos de Alberto que acaba de entrar a la casa. Alberto la recibió con abrazos y caricias y, juntos se fueron al sofá a seguir con carantoñas y mimos. Blanca estaba feliz, solo le importaba Alberto, él era su amor y ella era su dueña. Con cariño Blanca se sentó en sus piernas, mientras Alberto pensativo, le acariciaba la espalda y ella se dejaba llevar por sus caricias...

Alicia ya había terminado su trabajo y llegaba, abrió la puerta y entró en casa. Llamando a Alberto a voces penetró en el salón. Hizo una mueca de desdén al ver a Blanca sentada en el regazo de Alberto, pero no dijo nada simplemente se sentó en el sofá, besó a Alberto en plena boca y poco a poco fue empujando a Blanca para así ocupar ella su lugar en las piernas de Alberto.
Blanca refunfuñó y se colocó en la otra esquina del sofá. Alberto ni se dio cuenta de ello, él estaba absorto besando los labios de Alicia y acariciando su cuerpo, en aquel momento él deseaba a Alicia.
Blanca cada vez más celosa, se movía en el sofá, ya no podía más, estaba harta de esa situación, este “ménage à trois” tenía que terminar. Y presa de un ataque de celos incontrolados le hincó las uñas a Alicia.

Alicia gritó de dolor:
"Alberto, mira lo que me ha hecho, está loca, me sangra el brazo! en serio te lo digo, o ella o yo, tú decides!" chillaba Alicia.
Alberto no sabía qué decir, miraba a Blanca, mientras Alicia se iba enfadada al dormitorio a buscar una venda...

Blanca se acercó a Alberto reclamando su atención y el hombre suspiró no sabiendo muy bien qué hacer, Blanca llevaba años con él, era su compañera, su amiga ante la soledad... De repente oyeron los gritos de Alicia en el dormitorio y Alberto levantándose del sofá corrió hasta Alicia para ver qué le ocurría.

"Esto se acabó, chillaba la chica fuera de sí, mira mis vestidos, están hechos trizas, ha sido ella, seguro que ha sido ella, me ha roto mis vestidos, y los de firma nada menos, esto es inaguantable Alberto, ella me hace la vida imposible, no te jode, si hasta se ha meado en el vestido más caro que tengo!"
"Alicia, tranquilízate y deja de gritarme..." decía Alberto.

Mientras tanto Blanca seguía en el sofá, había descubierto una mosca e intentaba atraparla, de repente le entró tos. Después de escupir una bola de pelo, se miró las uñas, aún tenía restos de hilos de los vestidos de Alicia y ronroneó de gusto. Se desperezó, lamió su pelo blanco y suave; ese pelo que a Alberto le gustaba tanto acariciar...y pensó con malicia: "tarde más o menos Alicia se irá como las demás, Alberto no aguanta mucho los gritos y las paranoias de las mujeres histéricas y ésta ya está chillando como una loca..."Acto seguido, pegó un salto del sofá  y moviendo su rabo se fue hasta la cocina, de repente le había entrado hambre y mientras saboreaba su paté para gatos, pensó en Alberto y maulló: "Alberto es mío, solo mío". 

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lunes, 1 de octubre de 2018

La mensajera

Cogidos de la mano caminaban despacio, ella miró su reloj,-las dos de la madrugada-. Empezaba a trabajar a las tres de la madrugada, aún tenía tiempo...Entraron a una cafetería para tomar un último café, todos los clientes se volvieron a mirarla y es que era una chica inusual; no era guapa ni tampoco fea y menos aún del montón, tenía la tez muy blanca, andaba como un felino y su melena larga parecía estar siempre en continuo moviendo. Sus ojos eran impresionantes, de un raro color, cambiaban con el sol, la chica poseía un magnetismo misterioso y emanaba de ella una extraña atracción, tal vez por eso mismo fue elegida para aquel trabajo.
Se sentaron y pidieron un capuchino, ella miró los ojos verdes de su novio y suspiró mientras él seguía hablando de vivir juntos y luego de matrimonio...Ella guardaba silencio…¿Qué le podía decir? Ella lo amaba claro, estaba loca por él, pero vivir juntos, casarse, eso no podía, su trabajo se lo impedía, ella tenía que estar dispuesta casi las veinticuatro horas del día. Volvió a mirar su móvil, -las dos y media de la madrugada y aún no la habían informado dónde recoger a su pasajero- y empezó a ponerse nerviosa, ¿Por qué no la llamaban? Intuyó que algo no iba bien ya que cuando solicitaban sus servicios, la pantalla de su móvil parpadeaba media hora antes y cuando estaba en el lugar indicado el móvil vibraba y entonces ella ya sabía...

El pánico empezó a apoderarse de su mente, "tengo que irme" -pensó ella- y fue a levantarse, pero entonces su móvil vibró, ella se quedó petrificada, miró a su novio con ojos de amor y palideció de terror mientras le murmuró con un hilo de voz: “¿Tú? Eres tú el pasajero”.

El chico que no entendía nada de lo que ella balbuceaba y bastante inquieto al ver su semblante le preguntó que si se encontraba mal. Ella miró su reloj, faltaban dos minutos para las tres de la madrugada-, empezó a temblar, un frío aterrador empezó a invadirla y las lagrimas invadieron sus ojos, su móvil empezó a sonar, eran las tres en punto de la madrugada y ella, como hipnotizada por el sonido, puso su mano encima de la pantalla, entonces una corriente eléctrica paralizó su cuerpo y la dejó pegada a la silla, ya no podía moverse ni articular palabra y dejó de ser dueña de su cuerpo, sus enormes ojos empezaron a perder color, ahora eran translucidos y su boca muda empezó a abrirse llamando al beso. El novio fascinado, la miraba sin pronunciar palabra y casi hipnotizado y muy atraído  por su  boca, la besó, ella abrió más aún los ojos, no podía hacer nada ni  impedir lo que estaba ocurriendo-, el chico palideció de repente, su boca empezó a congelarse, sus ojos verdes empezaron a perder brillo y mientras besaba a la chica sintió como su último aliento se perdía dentro de ella, lentamente el brillo de su mirada se apagó y expiró...


La camarera empezó a gritar, el cuerpo sin vida del muchacho yacía en el suelo. -¿Está muerto? ¿y la chica que iba con él? ¿dónde está? -preguntaban a gritos los clientes del bar.

La chica caminaba por la acera un poco cabizbaja, el color de sus ojos había cambiado, ahora eran verdes y un brillo extraño habitaba en ellos.

Casi había terminado su trabajo, ya llevaba dentro de ella el alma del pasajero, ahora solo le quedaba entregar el alma a su jefe y su trabajo habría terminado por hoy...Ella nunca hacía preguntas, ni porqués, ni cómo, ni nada, ese era el contrato que había firmado con la muerte. 

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