miércoles, 17 de octubre de 2018

EL DESPERTAR

Era pequeñita de estatura, no sabía de dónde había venido y siempre que pensaba en su vida se recordaba en el mismo lugar. Sentía una extraña pesadez en su cuerpo que la mantenía anclada in situ...
Lo cierto es que se sentía atrapada en un mundo que no reconocía, el hastío por su vida era latente, los días y las noches se le hacían eternos, mientras suspirando se hacía una y otra vez la misma pregunta,-¿Quién era ella-?
A veces cuando dormía tenía sueños extraños; soñaba con prados llenos de flores, valles, montañas, ríos y aromas desconocidos que flotaban en el ambiente, pero al despertar miraba sus diminutos miembros y suspiraba comprendiendo que esos sueños no eran posibles, que ella estaba detenida en aquel lugar e inmovilizada en una monotonía de la cual le era  imposible salir.
Así una tarde cansada de su vida y no viendo salida, decidió recluirse aún más y levantó un muro sobre ella misma, allí en silencio se hizo mil preguntas; "¿Quién era, por qué estaba en aquel lugar, de dónde había venido, qué hacía allí?" Pero a pesar de sus ansias por descubrir quién era, reconocía para sus adentros que tenía miedo y que 
aislada por su muro se sentía a salvo, aunque en su interior ella sabía que eso no era vivir...


Así su voz interior le gritaba que ella había nacido para algo grande, pero agobiada por tantas preguntas y esperando  respuestas se durmió...


De repente un día despertó, aturdida pero con un nuevo ímpetu se armó de valor y con fuerza y valentía rompió el muro que había tapiado sobre ella misma y salió al exterior. Estaba extenuada por el esfuerzo y se paró para tomar aliento, entonces el sol la calentó, ella se estiró y se sintió muy ligera. Extrañada miró su cuerpo, percatándose que la pesadez que anclaba su cuerpo in situ había desaparecido.
Alucinada empezó a dar saltos y de súbito se vio en el cielo; ¡Estaba volando! ¡Era alucinante! ¡Ella volaba, era ágil y 
veloz ! ¡Qué sensación tan divina! Tan feliz era que no se hizo más preguntas sobre ella misma.

Los prados de sus sueños, estaban delante de ella, -ya los veía-, y las flores perfumaban el ambiente, la brisa la embriagaba y se sintió libre y voló, voló muy lejos y siguió volando.
Al pasar por un riachuelo divisó a otros seres, -eran muy grandes y tenían las piernas ancladas en la tierra-, ella con curiosidad se acercó a uno de ellos y revoloteando a su alrededor lo oyó decir:
-¡Eh chicos, mirad, una mariposa multicolor! ¡Qué bonita es!
Y ella feliz, batió sus alas y siguió su vuelo. 

© BT


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