lunes, 1 de octubre de 2018

La mensajera

Cogidos de la mano caminaban despacio, ella miró su reloj,-las dos de la madrugada-. Empezaba a trabajar a las tres de la madrugada, aún tenía tiempo...Entraron a una cafetería para tomar un último café, todos los clientes se volvieron a mirarla y es que era una chica inusual; no era guapa ni tampoco fea y menos aún del montón, tenía la tez muy blanca, andaba como un felino y su melena larga parecía estar siempre en continuo moviendo. Sus ojos eran impresionantes, de un raro color, cambiaban con el sol, la chica poseía un magnetismo misterioso y emanaba de ella una extraña atracción, tal vez por eso mismo fue elegida para aquel trabajo.
Se sentaron y pidieron un capuchino, ella miró los ojos verdes de su novio y suspiró mientras él seguía hablando de vivir juntos y luego de matrimonio...Ella guardaba silencio…¿Qué le podía decir? Ella lo amaba claro, estaba loca por él, pero vivir juntos, casarse, eso no podía, su trabajo se lo impedía, ella tenía que estar dispuesta casi las veinticuatro horas del día. Volvió a mirar su móvil, -las dos y media de la madrugada y aún no la habían informado dónde recoger a su pasajero- y empezó a ponerse nerviosa, ¿Por qué no la llamaban? Intuyó que algo no iba bien ya que cuando solicitaban sus servicios, la pantalla de su móvil parpadeaba media hora antes y cuando estaba en el lugar indicado el móvil vibraba y entonces ella ya sabía...

El pánico empezó a apoderarse de su mente, "tengo que irme" -pensó ella- y fue a levantarse, pero entonces su móvil vibró, ella se quedó petrificada, miró a su novio con ojos de amor y palideció de terror mientras le murmuró con un hilo de voz: “¿Tú? Eres tú el pasajero”.

El chico que no entendía nada de lo que ella balbuceaba y bastante inquieto al ver su semblante le preguntó que si se encontraba mal. Ella miró su reloj, faltaban dos minutos para las tres de la madrugada-, empezó a temblar, un frío aterrador empezó a invadirla y las lagrimas invadieron sus ojos, su móvil empezó a sonar, eran las tres en punto de la madrugada y ella, como hipnotizada por el sonido, puso su mano encima de la pantalla, entonces una corriente eléctrica paralizó su cuerpo y la dejó pegada a la silla, ya no podía moverse ni articular palabra y dejó de ser dueña de su cuerpo, sus enormes ojos empezaron a perder color, ahora eran translucidos y su boca muda empezó a abrirse llamando al beso. El novio fascinado, la miraba sin pronunciar palabra y casi hipnotizado y muy atraído  por su  boca, la besó, ella abrió más aún los ojos, no podía hacer nada ni  impedir lo que estaba ocurriendo-, el chico palideció de repente, su boca empezó a congelarse, sus ojos verdes empezaron a perder brillo y mientras besaba a la chica sintió como su último aliento se perdía dentro de ella, lentamente el brillo de su mirada se apagó y expiró...


La camarera empezó a gritar, el cuerpo sin vida del muchacho yacía en el suelo. -¿Está muerto? ¿y la chica que iba con él? ¿dónde está? -preguntaban a gritos los clientes del bar.

La chica caminaba por la acera un poco cabizbaja, el color de sus ojos había cambiado, ahora eran verdes y un brillo extraño habitaba en ellos.

Casi había terminado su trabajo, ya llevaba dentro de ella el alma del pasajero, ahora solo le quedaba entregar el alma a su jefe y su trabajo habría terminado por hoy...Ella nunca hacía preguntas, ni porqués, ni cómo, ni nada, ese era el contrato que había firmado con la muerte. 

© BT

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