domingo, 7 de octubre de 2018

El PRESO

No sabía cómo había llegado, pero estaba allí, el cómo, no era importante ahora mismo, ya pensaría en eso más tarde. Lo crucial era salir de ese lugar. Se sentía oprimido, agobiado.
Empujando a los demás, intentó ver de dónde provenía la luz, pero los otros lo aplastaron. ¡Qué situación tan complicada!
A codazos, como pudo, consiguió alcanzar un poco de espacio para él, pero los otros ya estaban encima de él. Se alzó y vio un túnel más ancho y haciendo acopio de todas sus fuerzas se estiró hasta llegar al túnel, ya estaba cerca, presentía que por allí estaba la salida.
A empujones poco a poco lograba su meta, los otros también empujaban, por un momento vio un rayo de luz en la lejanía que desapareció tan pronto como apareció. 
El ambiente era asfixiante, no podía más, reptando encima de los otros, al fin vio una pequeña grieta y se coló. ¡Era libre!

El tremendo trueno resonó en toda la oficina, el olor fétido impregnó el ambiente, todas las miradas se clavaron en ella.
La chica roja como un tomate, no sabía qué cara poner, mientras veía a sus compañeros; unos riéndose y otros tapándose la nariz.

_Vaya mierda, pensó ella, toda la mañana apretando el culo, pegándolo a la silla sin moverme y se me cae el bolígrafo al suelo justo cuando faltan 60 segundos para que toque el timbre de final de jornada. 


© BT

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