domingo, 25 de noviembre de 2018

¿De qué color las quieres?

Despertó sintiéndose muy ligera.  Desconcertada miró a su alrededor, no reconocía
la instancia donde se hallaba. Aún así se levantó y fue directa a la única puerta que vio.
Abrió y se encontró con un pasillo muy iluminado. Divisó a lo lejos un mostrador y
decidida, allí se dirigió, tenía que preguntar dónde estaba, qué hacía allí y qué había pasado.
En el mostrador reposaba un timbre.Desesperada lo aporreó.
Al instante un sonido polifónico invadió su mente y de la nada apareció un ser vestido
de forma insólita, su atuendo era tan extravagante que ella alucinada, fue incapaz de pronunciar palabra alguna, pero el extraño ser, no pareció sorprenderse y sonriendo amablemente le preguntó:

-¿De qué color las quieres?

Ella que no entendía nada exclamó:

-¿Qué? ¿el color de qué? no sé a qué te refieres,
es más, no sé qué hago aquí, ni dónde estoy y tengo muchas preguntas.

-Me refiero al color de las alas, a eso me refiero- dijo el recepcionista con tranquilidad.

Ella estupefacta miró a su interlocutor como si fuese un loco,
pero el ser, impasible, con una sonrisa enigmática prosiguió:

-Veamos, eres de un tono rosa violeta, así que unas alas
 violetas te quedarían muy bien, ¿no?

Ella atónita reparó entonces en su aspecto, pues hasta ese momento no había pensado en ello.
Casi se desmaya al contemplar que no llevaba ropa y que su cuerpo era más bien translucido
y de un tono rosado.

-Aquí están, dime qué color quieres- decía en ese momento el recepcionista, al par que abría
un enorme armario y mostraba una colección de alas de distintos colores.
©BT


domingo, 11 de noviembre de 2018

LA HORMA DE MI ZAPATO

Caminaba descalzo por la vida, pero como todos opinamos y/o prejuzgamos, pues después de andar un rato, las miradas de los demás a sus pies desnudos y a su persona, hicieron que se sintiera incomodo y dudara de sí mismo, así que decidió entrar a una zapatería. 
Indeciso, eligió unas botas militares, pero cuando las calzó, sintió que lo apresaban, las guerras empezaban, los muertos caían a sus pies y el mundo se acababa, horrorizado se quitó las botas rápidamente. Miró otra vez las estanterías de la tienda y se decantó por unos zapatos rojos de tacón alto espectaculares. 
Pero de repente, al calzarlos, una multitud de personajes aparecieron delante de él, ofreciéndole dinero por su cuerpo, prometiéndole lujos a cambio de sexo, asqueado se deshizo de los zapatos. 
Optó entonces por unas zapatillas de deporte que le parecieron muy cómodas, cuando metió los pies dentro de ellas, tuvo la sensación que lo perseguían, él corría rápido, pero los demás corrían más rápido aún y de súbito salieron a su encuentro sustancias ilegales para tener más Spring en la salida y tuvo miedo de caer en un abismo y se descalzó. 
Escogió entonces unos zapatos negros con cordones y de repente estaba allí, en un mundo lleno de codicia, todos los personajes gritaban, incluso él también lo hacía, era el caos, la gente se hacía rica en un momento y otros se arruinaban en un pispás, todo era finanzas y corrupción. Tampoco le gustaron los zapatos negros y los retiró de sus pies.
Decepcionado miró la tienda de zapatos de esquina a esquina, pensando...

La dependienta de la zapatería empezó a impacientarse, el cliente no se decidía por ningún zapato y ella estaba cansada de sacar cajas y cajas de zapatos...

Él miraba las estanterías buscando algo de su agrado, pero por más que miraba no veía nada que le agradara, así que se despidió de la dependienta, salió a la calle y sonrió al sentir el tacto del suelo en sus pies desnudos y siguió su camino...  ©BT

Imagen de René Magritte